
¿Cuántos padres pueden relacionarse con el siguiente escenario:
“Marisol tiene dos años y medio. Toca la exhibición de dulces mientras ella y su madre esperan en la fila para pagar en Target. Marisol comienza a recolectar diferentes dulces hasta que sus manos se desbordan con una variedad. Su madre, Teresa, comienza a colocar las piezas caídas en la pantalla más rápido de lo que Marisol puede agarrar más. Teresa quita suavemente los dulces del fuerte agarre de Marisol solo para que Marisol se gire y trate de correr. Mientras Teresa se agarra del brazo de Marisol y le arranca el dulce de los dedos, Marisol arquea la espalda y deja escapar un grito agudo. Con la espalda arqueada, Marisol pierde el equilibrio y se tira al suelo llorando y pataleando. Teresa sabe que ha comenzado una rabieta en toda regla”. ¿Qué debe hacer Teresa?
Esta situación es una oportunidad perfecta para practicar una técnica de guía llamada redirección. Es importante tener en cuenta que la redirección adecuada es no lo mismo que la distracción. Un ejemplo de distracción sería si Teresa señala: “¡Oh, guau! ¡Mira hacia arriba y mira ese globo! o “Veo que hay un gran camión de bomberos rojo afuera de la tienda. Si devuelves los dulces, puedes ir a verlos. Claro, usar declaraciones como estas puede ser una solución rápida para detener una rabieta, pero desafortunadamente, no aborda el verdadero problema del comportamiento de Marisol. Es casi como si el estallido de rabieta se escondiera debajo de la alfombra sin ningún tipo de determinación.
La redirección es cuando los padres abordan el problema en cuestión y brindan alternativas apropiadas al comportamiento. La redirección reconoce y valida los sentimientos y las emociones detrás del comportamiento, pero aún así brinda una salida adecuada. Por ejemplo, Teresa podría redirigir el comportamiento de Marisol usando palabras para reconocer su falta de dulces y su tristeza porque no comprará ninguno hoy. La redirección entra en acción cuando Teresa sigue a Marisol y le explica que si lo que quiere es un refrigerio, tal vez puedan encontrar una opción más saludable una vez que lleguen a casa, asegurándose de que haya un refrigerio esperando. Digamos que Marisol ni siquiera es consciente de que lo que tiene en la mano son dulces, sino que quiere los artículos por el colorido del empaque. Teresa puede reconocer que a Marisol le gusta mirar los colores y que pueden dejar los colores en la tienda pero luego salir a buscarlos fuera de la tienda para encontrarlos. La conclusión es que la redirección aborda el motivo del comportamiento, mientras que la distracción solo lo evita.
Como padres, es importante que nos mantengamos comprometidos con nuestros hijos durante estos difíciles dolores de crecimiento de aprender a autorregular las emociones. Si solo distraemos a los niños, no abordamos la razón subyacente por la cual el comportamiento está ahí. El comportamiento permanece inactivo hasta que la siguiente situación lo desencadena. Al usar la redirección, no solo abordamos el motivo del comportamiento, sino que también brindamos una alternativa de coincidencia que le permite al niño expresar el comportamiento de manera adecuada.
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OTROS RECURSOS:
Siete consejos para practicar la disciplina positiva
http://www.pbs.org/parents/talkingwithkids/positive_discipline_tips.html
Estrategias de Orientación Positiva y Disciplina: Descripción y Explicación
http://www.education.com/pdf/positive-guidance-discipline-strategies/
Entornos Verbales Positivos: Preparando el Escenario para el Desarrollo Social de los Jóvenes
https://www.naeyc.org/files/yc/file/201009/MeeceOnline0910.pdf
Orientación infantil apropiada para el desarrollo: ayudar a los niños a adquirir autocontrol
http://www.childcarequarterly.com/pdf/spring09_selfcontrol.pdf